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BMW Z4 3.5i
Motor: Delantero, 6 cilindros en línea
Potencia máx: 306 CV a 5.800 rpm
Par máximo: 400 Nm desde 1.500 rpm
Cilindrada: 2.979 cc
Combustible: Gasolina
Velocidad máx: 250 km/h
Tracción: Trasera
Consumos hom.: 12,6 / 6,9 / 9,0 l/100km
Dimensiones: 4,24 x 1,79 x 1,29 m.
Capacidad maletero: 310 litros
Peso en vacío: 1.600 kg
Precio: 53.100 euros
Es un capricho de los que merecen la pena siempre que uno pueda permitirse un gasto de más de 50.000 euros en un coche que no se puede usar a diario. En cualquier caso este Z4 supuso un profundo cambio con respecto a su antecesor con la incorporación de un techo rígido retráctil.
Hasta el año 2009 el BMW Z4 era un modelo disponible en versión roadster con un techo de lona descapotable o bien en su variante coupé con un techo cerrado rígido. Entonces era un coche mucho más limitado que el actual, el que hemos probado en esta ocasión, que permite una utilización diaria más racional.
En cualquier caso es un coche de capricho porque un vehículo de dos plazas, con un maletero algo justo y con una altura de sólo 1,29 metros supone una limitación de uso aunque su techo rígido sí nos permita usar el vehículo todo el año, incluso los días de lluvia.
Pero es un coche muy divertido. Y lo es porque tiene un motor que le permite volar, un propulsor del que ya les hablado en alguna ocasión en estas páginas y que es una auténtica maravilla. Un motor de 6 cilindros en línea con 306 caballos pero que gracias al turbocompresor resulta muy agradable de conducir.
El motor ofrece su máximo de par motor desde las 1.500 vueltas y esto le hace my fácil de conducir, pero es que empuja con la misma fuerza hasta llegar a las 5.000 vueltas. Es una delicia de motor que ofrece lo mejor de los propulsores de gasóleo por su parte baja y lo de los de gasolina por la zona alta del cuentavueltas.
Además, sus consumos son también muy razonables, con ese valor medio de 9,0 litros según los valores homologados. Algo que creo que es aceptable en un coche de capricho como este, muy rápido y ágil en su evolución, ya sea en carretera o en ciudad.
BMW ofrece dos alternativas sobre la base de este vehículo. Por un lado el cambio manual de seis marchas, y como alternativa el cambio DKG de doble embrague y siete marchas, que equipaba nuestra unidad de pruebas.
Si este motor es una auténtica delicia lo es aún más si va asociado con el cambio automático. Su funcionamiento en el modo manual es muy rápido y permite rodar como se debe con un auténtico deportivo, con sus prestaciones propias, sin necesidad de accionar sobre la palanca del cambio o sobre las levas situadas a ambos lados del volante. La deportividad del Z4 está asegurada en todo momento.
Su comportamiento es muy bueno, como no podría ser menos en un vehículo como este, sobre todo teniendo en cuenta la marca a la representa, BMW, que siempre pone énfasis en el toque deportivo de todos sus vehículos. Ya sea el vehículo más pequeño, o el todocamino más grades, todos los modelos de BMW llevan marca esa impronta de deportividad.
Las suspensiones son muy firmes, ideales para conseguir una buena estabilidad en un vehículo que puede correr mucho si su conductor así lo quiere. El conjunto de su tracción trasera y las suspensiones duras conforman un comportamiento deportivo de verdad, sin contemplaciones hacia un excesivo confort para sus ocupantes.
Eso sí, en zonas muy viradas y con curvas lentas el comportamiento de este Z4 es algo más delicado que si se trata de abordar una zona rápida por buenas carreteras. En zonas más lentas el conductor deberá conducir con un poco de cuidado y evitar hacer una conducción muy brusca, porque de lo contrario el control de estabilidad trabajará más de la cuenta. Y el conductor tendrá la sensación de que está llevando un deportivo con algunas limitaciones en este tipo de trazados.
Su habitáculo es perfecto…para dos personas. Las plazas son muy amplias y el interior muy acogedor. Cuando se circula con el techo quitado, todo va perfecto, si bien cuando nos vemos obligados a poner el techo, entonces el espacio para la cabeza se ve algo limitado. Yo, que no soy demasiado alto, sí he tenido una cierta sensación de altura limitada.
EL BMW Z4 es un coche perfecto para darse un paseo una mañana de primavera por una carretera de montaña con el techo abierto. En estas circunstancias se puede rodar hasta 100 km/h e incluso un poco más de velocidad sin el menor problema por llevar el techo abierto. Sin demasiados ruidos y sin viento que nos moleste.
Y quizá esa es una de las principales virtudes de este modelo alemán, que permite disfrutar de circular con un descapotable una mañana de buen tiempo pero ofrece igualmente la posibilidad de rodar a diario con mal tiempo y con el techo cerrado sin todos los problemas que supone un vehículo descapotable.
Esta versión que hemos probado en esta ocasión ofrece un motor brillante, de 306 caballos, que yo diría que es un poco exagerado para lo que es el coche. El punto de partida de este modelo está en los 204 caballos del 23i, que yo creo que son más que suficientes para un usuario normal que quiera disfrutar del concepto de coche que representa el Z4 y llega hasta los 340 caballos de la versión más radical, el 35iS. Cambios manuales o automáticos, potencias de entre los citados 204 y los 340 caballos, no se ofrece una versión diesel y en cuanto a sus precios, oscilan entre los 41.000 del básico y los 65.000 del más deportivo. El nuestro por esta ocasión, el 35i de 306 caballos, cuesta con el cambio DKG 56.100 euros.
PRUEBA / BMW Z4 35i
Un capricho deportivo